El próximo día 9 de diciembre está marcado en rojo en la breve historia de la Unión Europea. De nuevo una reunión de los líderes del Viejo Continente que se ha calificado como vital y determinante para el futuro de los 27. Merkel y Sarkozy acaparan todos los focos con sus pretensiones de reformar los Tratados de la Unión y parecen ser los elegidos para encauzar el rumbo de una Europa desorientada por la crisis del euro. Jose Ramón Funes Toyos, experto en economía europea y actualmente trabajador en labores diplomáticas en Bruselas, arroja luz sobre esta próxima reunión y aclara su visión de la Unión Europea y del dúo formado por ‘Merkozy’.
-¿qué opinas sobre la gobernanza europea que están ejerciendo Merkel y Sarkozy? ¿Es circunstancial y necesaria o es un modelo que cristalizará en la Unión Europea?
-La UE atraviesa hoy por la mayor crisis no sólo económica, sino de liderazgo, en su corta historia. Este déficit ocasiona que los dos grandes Estados fundadores, asuman esta tarea que, en realidad no les corresponde en virtud de lo dispuesto en los Tratados; pero la magnitud de la crisis y sus devastadoras consecuencias tanto en la economía como en la indefensa población, obligan lamentablemente a ello.
– Acerca de las diferencias de postura entre Merkel y Sarkozy y con la vista puesta en el Consejo del 9 de diciembre: en Europa ¿Qué cala más, el modelo de disciplina comunitaria de Merkel o el de solidaridad intergubernamental de Sarkozy?
-Realmente no pienso que existan grandes diferencias entre ambos, baste recordar que les une un mismo espectro ideológico, por tanto, sólo son diferencias estéticas, aderezadas y contextualizadas en un esquema electoral propio que les afecta a corto plazo.
¿Estás de acuerdo con la política de sanciones de Merkel a los países que no cumplan con los objetivos del déficit y la deuda?
– La disciplina presupuestaria es necesaria, genera confianza y seguridad, pero dentro de unos límites que, adecuadamente controlados impida el colapso de un país y, consecuentemente su población. Se hace , por tanto, necesaria una mayor gobernanza económica. Dicho esto, conviene acordarse que, hace tan sólo unos años, Alemania incumplió el pacto de estabilidad y, «miramos para otro lado», no imponiéndole las sanciones que le hubieren correspondido. Por tanto, exigiendo el rigor necesario, las actitudes hipócritas de algunos no hacen más que generar mayor indignación en otros.
¿Qué ambiente se respira en Bruselas ante el Consejo del 9 de Diciembre?
No puede ser otra que escepticismo, con dosis de obligado pesimismo, por el calado y magnitud de las consecuencias de una crisis económica sin precedentes que, como vemos, se lleva por delante hasta gobiernos enteros. Pero entiendo que siempre hay que mantener un hilo de esperanza en una Europa, que ha pasado por momentos de zozobra infinita y ha sabido salir con más fuerza aún.
En el Consejo Europeo de Bruselas se trabajará por conseguir mayor estabilidad en la zona euro y para ello se plantean tres vias: una reforma del Tratado para endurecer las sanciones a países infractores, efectuar esas reformas a través de un protocolo o un tratado intergubernamental de los 17 del euro y aquellos países que se quieran sumar ¿cuál de estas tres vías es la más adecuada según tu punto de vista?
Para establecer una gobernanza económica, a mi juicio no hace falta reformar el Tratado que, aunque mejorable, contiene los elementos adecuados para llevarla a cabo. Lo qué sí es necesario es voluntad política para ponerla en marcha y, eso tiene mucho que ver con el liderazgo que comentamos antes.
En otro orden de cosas, ¿qué modelo ves más conveniente para la recuperación del euro, los planes de austeridad o la inversión para conseguir una reactivación de la economía?
Ambos, la disciplina presupuestaria es imprescindible para tener unas finanzas saneadas y, por tanto alcanzar confianza y seguridad en los «mercados». Pero ello tampoco se consigue sin un estímulo en la demanda que, en ausencia de inversión privada, provenga de inversión pública, ello mantendrá la actividad económica y, consecuentemente empleo.
¿Es conveniente que los países del Euro introduzcan un tope al déficit en sus constituciones como España o Alemania para recuperar la confianza de los mercados?
Me preocupa mucho que los llamados «mercados» suplan la voluntad popular, que tanto ha costado conseguir y, ahora muy devaluada. Pero, insisto que la disciplina presupuestaria debe ser objeto de una política económica europea perfectamente armonizada y, por tanto defendida y consensuada en el seno de los órganos de la Unión.
En España esta reforma constitucional se ha criticado argumentando que supone una concesión de la política a la economía, es decir, argumentando que es una medida dictada por los mercados. ¿Crees que Europa debe regir su gobierno político con independencia de la presión de los mercados o es este ya un escenario imposible en la política actual?
Me rebelo contra ello, porque efectivamente me preocupa que los mercados hagan política «al dictado». Los valores de Europa, tienen un marcado componente social que nos distingue del resto del mundo y, que hay que poner en valor. La voracidad insaciable de los mercados fruto de una avaricia sin límites no puede señalar el destino de millones de ciudadanos. Tal vez ha llegado el momento de poner freno a estas tendencias y, encorsetarles dentro de los límites que la ley y la razón demandan.
Según tu punto de vista ¿cuál es la clave de que este modelo europeo se muestre tan vulnerable a los vaivenes de los mercados?
Creo con sinceridad que la falta de liderazgo y, la ausencia de un claro modelo económico en Europa que se distinga y ejemplifique en este mundo globalizado e injusto, capaz de competir e imponerse no tanto en las cuentas de resultados de sus empresas como por el modelo de responsabilidad social que lo sustenta.
¿Es cierto que caminamos hacia un modelo europeo de dos o incluso tres velocidades? ¿es posible que estemos viviendo ya ese modelo?
Partamos de la base que hoy Europa es una necesidad, por tanto cuanto más Europa, tanto mejor para todos. Pero no podemos obviar que confluyen 27 voluntades, en algunos casos divergentes y, que llegar a acuerdos es a veces muy complicado,(lo es en una familia), Europa tiene mecanismos como las» cooperaciones reforzadas» que permiten caminar a distintos ritmos, ejemplos claros son Shengen y el propio Euro, por tanto siempre ha habido dos y tres velocidades.
Centrándonos en la posición de España en el conjunto de la Unión ¿Crees que la victoria de Rajoy acercará las posturas de España al resto de la Unión?
España siempre ha mantenido una actidud muy de «Estado» en los asuntos europeos que confío no cambie, pero parece claro que dentro una orquesta donde muchos de sus componentes han estudiado en el mismo conservatorio, la música resultante estará muy acompasada, aunque eso no signifique que nos pueda sonar algo desafinada.
¿Crees que hasta que se produzca la recuperación económica, nuestro país tendrá que supeditar sus decisiones políticas a lo dictado desde Berlín y Bruselas?
Volvemos al problema de liderazgo. En Europa todos somos necesarios y se construye con el esfuerzo de muchos.
Por último. Ante el crecimiento del euroescepticismo en el seno de la Unión (en Alemania, en Finlandia, etc), que argumenta que el conjunto de la UE no debe pagar por la mala gestión interna de algunos países (Grecia, Portugal, etc) ¿crees que esta tendencia irá ganando adeptos en el futuro? ¿qué opinas sobre estos postulados de los euroescépticos?
Es fruto de la desesperación y desánimo general que buscan un «chivo expiatorio» al cual culpabilizar de sus desgracias, siempre ha existido esto; Pero creo que es coyuntural ,nadie duda hoy que más Europa significa más progreso y, que juntos vamos mucho más allá que por separado. Somos la primera potencia comercial mundial y en derechos de ciudadanía, poseemos la mayor cobertura social del mundo y, eso lo saben todos. Por eso debemos seguir luchando y, más cuando vienen vientos adversos.